miércoles, 19 de septiembre de 2018

UN VIAJE EN TRANSMETRO


Recuerdo mis primeras horas en Ciudad de Guatemla, me daba miedo salir a la calle y la verdad no tenía grandes expectativas sobre lo que iba a encontrar allí.
Pero como en casi todo mi viaje, al cabo del tiempo me llevé una grata sorpresa.
No se si fue porque esta vez iba acompañada de mi querida Romy, o si era porque no quería mala onda la última semana que me quedaba en Guatemala.
Llegamos a la ciudad de noche, nos comimos una bandeja de tacos (venían como unos 20) y después nos fuimos al hostel.
Para nuestra sorpresa, y después de las “malas experiencias” de otros alojamientos, nos encontramos en un encantador rinconcito de la zona 1 de Guatemala (se supone que un sitio peligroso de la ciudad).
Por la maña nos tocó ir al trabajo. Cualquiera nos habría dicho que llamáramos a un taxi o un uber, porque ¿a donde van dos mujeres solas con pinta de guiris a recorrer media ciudad?. Pero está claro, que a nosotras nos gusta romper los clichés y decidimos ir en el transmetro (tranqui papá, que no es lo mismo que un chiken bus). Probablemente fue la mejor decisión que pudimos tomar. En el autobús nos encontramos con una gran cantidad de gente la mar de majos. Primero un señor mayor, quizás de unos 70 años, que al vernos cara de extranjeras nos saludó en: inglés, italiano, español y francés; para asegurase de que entendíamos bien su agradable saludo. Luego conocimos a un arqueólogo, de unos 60 años. Nos contó que trabajó durante mucho tiempo en Tikal, que le gusta la pintura y que hacía retratos. Nos explicó como siente que el mundo se mueve por energías y como le dimos tan buena onda nos regaló a cada una una pulsera de cuero con una pequeña pieza de madera en la que estaba tallada una pirámide maya y el nombre de algún lugar guatemalteco. Ya cuando teníamos que bajarnos una señora nos ayudó a ponernos las mochilas, hasta le ató las correas a Romy!! Bajamos del autobús con una sonrisa en la cara, pero para mejorarlo aún más, el arqueólogo decidió (después de que les dijéramos a todos que nos habían alegrado el día) que nos iba a acompañar hasta nuestro trabajo porque nosotras también se lo habíamos alegrado a el.
Solo llevábamos despiertas un par de horas y ya nos sentíamos llenas de buena energía para todo el día.
Qué será lo que tiene Guatemala, que en nuestros países solo escuchamos oscuro y terrible y cuando llegas aquí te enamoras. Será que nos enfrentamos al problema de escuchar una única historia, será que de tanto oír la historia de los colonos, nos convencimos de sus “azañas” y nos cegaron con su visión, para que no viéramos la realidad de un país que va mucho más allá de las historias de asaltos y pobreza.




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