miércoles, 8 de agosto de 2018

RAICES MAYAS


Despúes de bajar de esa pequeña avioneta, lo que me esperaba era la inmensidad de la selva.
Tikal nos recibió con un pequeño chaparrón y enormes árboles que casi tapaban el cielo.

Con un calor sofocante comenzamos la caminata a las profundidades de la selva, y de vez en cuando, bajo la maleza comenzaban a verse restos de algunas construcciones.

El gran impacto fue cuando al salir a un lugar más despejado apareció la pirámide de “El gran Jaguar” y al entrar en lo que sería la antigua plaza, se ve todo un cortejo de pirámides alrededor. Subir allá arriba y observar desde lo alto la grandeza del lugar en el que estaba y contemplar como otras pirámides sobresalían majestuosas sobre los altos árboles, es algo que no podría describir: paz, libertad, alegría...

A cada paso que dábamos y cada historia que nos contaban venían a mi cabeza imágenes de la película animada “El Dorado”: nos contaron la historia de dos dioses que guardaban a los grandes jugadores de pelota, estuvimos en esos campos de juego donde había que colar una pelota golpeándola con la cadera, los pies o los hombros... Era como estar dentro de la película, solo nos faltó que hicieran algo de brujería.

Quizás lo que más me llamó la atención fue la gran atención que ponían los “científicos” en la naturaleza para controlarlo todo: hacer calendarios, precisar el momento de siembra y cosecha... Pero como su información al final era emitida por sacerdotes que atribuían su conocimiento a información que le daban los dioses... Supongo que desde la antigüedad, se controla la información que se da al pueblo para tenerlo contento y calmado.

Aun así, otra cosa que me sorprendió fue que nuestro guía insistió en que el pueblo maya no desapareció. Dadas las condiciones del lugar que escogieron para vivir al final tuvieron que irse (sobre todo por problemas de abastecimiento de agua) y se fueron integrando en el medio rural. De hecho, aquí en Guatemala hay iglesias en las que se celebran conjuntamente misas católicas y mayas.

Esta primera escapada me ha puesto en contacto con una cultura que en Europa solo se conoce como “el sitio que conquistamos” (o aniquilamos, sometimos, colonizamos, invadimos... usad la palabra que queraís), completando ahora parte de la historia de nuestro mundo con “la historia de los perdedores”.


(Dedicado a Panda Dormilón)

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