jueves, 30 de agosto de 2018

CON VISTAS AL MAR


Bueno, probablemente este es el verano que menos he visto la playa... Apenas he pisado el Mediterráneo un par de veces este año.
A pesar de que donde estoy viviendo es conocido como “la costa”, el mar me queda como a unos 50km, y aunque lleve tanto tiempo en Granada lejos del mar, echo de menos el agua.
Por eso este finde nos alejamos de La Antigua y nos fuimos a Monterrico, un pequeño pueblito en la costa del Pacífico.
Quizás cuando pensamos en las playas del otro lado del mundo, nos imaginamos una gran extensión de arena blanca y mucha paz. Pero en Guatemala, las costas están bañadas por arena negra, del material volcánico que carcateriza toda la región.

Y en cuanto a la paz... bueno digamos que quien le pusiera el nombre de “Pacífico” yo no tengo claro donde se bañó. Apenas con el agua por la rodilla no puedes arriesgarte a entrar mucho más, porque las olas van seguidas y te cubren por completo. Si me daba miedo la resaca en el mar mediterráneo, aquí no es resaca, es una subccionadora que si te dejas llevar te arrastra tranquilamente 10 o 15 metros océano adentro. Aquí echarse una fotito postureo sentadita en la orilla es riesgo extremo de acabar revolcada y con arena hasta en el último ricón de tu cuerpo.

Después de la paliza de bañarse si que estaba bien tumbarse en una amaca con un mojito a ver como caía el sol.
Puedo intentar con esta foto enseñaros a lo mejor un 10% de la belleza de aquel momento. Fue increible como el cielo se tornó en rojos y anaranjados y de repente el sol se metía dentro del agua... En ese momento una parte de mí se sorprendió de lo simple que somos los humanos, que viendo algo que vemos todos los dias como es el sol y observando un fenómeno diario como es un atardecer, podemos estar sin pestañear con tal de no perdérnoslo.

Y que es lo que falta... pues claro, algo de ritmo por la noche. Hacía muuuucho tiempo que no bailaba como lo hice esa noche. Se podria decir que fue un momento semieterno de felicidad plena: mi vino, la playa, cumbia, unos amigos y una enorme tormenta de rayos que hacían las veces de focos... El paraiso.

La vuelta de la playa fue la gran aventura para acabar un perfecto fin de semana, os explico: nosotras teníamos contratado un shuttle (que es como un minibus privado en el que vas con más gente de otros hostels y tal) que nos llevaría de Monterrico a la Antigua, pero claro, el lunes a las 8 teníamos que estar en Santa otra vez y entonces tendríamos que madrugar un montón además de maltratar un poco más nuestro escaso monedero. Como mi compi lleva aquí más tiempo, me dijo que si el shuttle nos dejaba en Escuintla luego sería fácil ir hasta Santa. Así que en un bar de carretera nos dejo el shuttle, cruzamos una especie de autovía y nos pusimos a esperar un bus, si un chicken bus (lo que me dijeron en la charla de seguridad que no cogiera). Un poco agobiadas porque iba atardeciendo empezamos a pensar en coger un taxi pero entonces apareció el bus. Nos subimos y el bus estaba vacío. La verdad es que es una locura como conducen y la velocidad a la que van, adelantabamos coches, camiones, invadían el carril del sentido contrario... pero por fin llegamos a santa. Resultó que no nos cobraron porque en realidad no estaban haciendo la ruta, sino que estaban haciendo un viaje express para salir desde otro sitio (eso si que es suerte). Y el mismo conductor habia avisado al autobus de santa que no se fuera para que nos llevara a nuestra pequeña finca (a 10 min de bus de santa). Total, no cogí uno, sino 2 chicken bus... La verdad es que hice alguna que otra plegaria en un par de momentos, pero la risa de estar allí subida y sobre todo la tranquilidad de llegar bien, fue la guinda del pastel para otro fin de semana increible.

(Disculpas a mi papá por mi escueto bañador y saltarme las normas de seguridad)

miércoles, 22 de agosto de 2018

IXKANUL


Los que me conocen saben que la geología para mí es una pasión, una manera de ver y conocer el mundo en el que vivimos, la tierra que pisamos...
He estado muchos años estudiando geología, pero normalmente lo más que he visto en activo han sido algunas fallas, y alguna pequeña fumarola en el Vesubio, que aunque siempre es impresionante, te quedas con ganas de más.

Ixkanul sgnifica volcán en uno de los dialectos mayas de Guatemala (el Kaqchiquel). Hace uno dias subimos al volcán Pacaya, uno de los volcanes activos de Guatemala y tuve el enorme privilegio de ver sangrar a la Tierra, de orila rugir y moverse... de sentir como está viva.

Acompañada de mis amigos franceses, nuestro guía y su hijo de 10 años, subimos al volcán atravesando una pequeña selva. Desde la cima quedaban despejados todos lo volcanes cercanos compitiendo por ser el más imponente.
Volcanes Agua, Acatenango y Fuego (de derecha a izquierda)


Aunque la lava ya se intuía en la ladera del volcán, suplicabamos una puesta de sol para poder ver unicamente la luz roja que emite la lava.

Y así, al caer la noche nuestro deseo se cumplió, desde el silencio y la oscuridad lo unico que podía verse era un río de lava avanzando por la ladera del volcán como si fueran venas. De vez en cuando, del cráter saltaban algunas rocas como si fuera confeti... Hacía frío, era tarde, pero nos era imposible irnos a dormir sabiendo que semejante espectáculo seguiría ahí fuera.


Por la mañana, el rojo de la lava apenas se veía por el brillo del sol, pero aprovechamos la situación y nos hicimos unos pinchos de queso al calorcito de una pequeña cuevita para coger fuerzas antes de la bajada.

Cuando nos íbamos, cada pocos metros nos volvíamos a dar la vuelta sin querer decirle adiós al Pacaya, alejándonos cada vez más.

Ya de regreso en La Antigua mis amigos franceses y yo estuvimos hablando largo y tendido de la flipada que ha sido subir. Y hoy, 3 días después, todavía me sigo repitiendo que he podido pinchar lava con un palo... Me encanta la geología.



Dedicado a todos los geólogos de mi vida, en especial a mi tita Carmen

martes, 14 de agosto de 2018

HIPPIELAND



Después de un viernes desesperante por fin me fui a La Antigua Guatemala, donde pasaría mi finde con una de mis compis de trabajo.
La verdad es que casi todo lo que hice y ví, me recordó por momentos a mi querida Granada.
Para empezar, me quede en un albergue como muy... no se, llamémosle alternativo, estaba entero pintado como muy psicoldélico, tenía una piscinilla, un bar... todo lo necesario para pasar un buen finde de desconexión.
Esta primera noche fuimos recorriendo varios bares de La Antigua, todos de rock, cumbia... y al final acabamos en un parque con un grupo de chavales, tocando la guitarra y bebiendo como si estuvieramos en cualquier rincón del Albaicín.


Al día siguiente recorrimos de una punta a otra el mercado, y de verdad salvo los grandes zocos de Marruecos, nunca había visto nada tan caótico.

Por la tarde subimos al Cerro de la Cruz, y cambié las vistas a la Alhambra por los volcanes Agua, Fuego y Acatenango.


Y como no podía ser de otra manera, por la noche... de bares. Fuimos a ver un concierto de los chavos que vimos la noche anterior. Su grupo se llama Chinga la Maruca y lo conforman viajeros que se conocieron acá en La Antigua y al final de tanto quedar formaron un grupo.


Quizás pensaís que el domingo ya es día de recuperarse y mentalizarse para el lunes... pues no, a medio día nos fuimos a una fiesta al aire libre en un pueblo cercano, para aprovechar hasta el último minuto de fin de semana antes de volver a nuestro pequeño redil semanal.




PD: No se como salí un día con mis compis de trabajo a montar en bici (después de llevar más de 5 años sin cogerla). Se suponía que íbamos a ir por una ruta “fácil” y me ví bajando barrancos (donde me caí) y atravesando ríos (donde la caída supuso, además, un baño). Aun así mereció la pena y me sentí bastante orgullosa después de los 14 km de ruta.
Salí un dia con mis compis de trabajo a montar en bici (después de llevar más de 5 años sin cogerla). Se suponía que íbamos a ir por una ruta “facil” y me ví bajando barrancos (donde me caí) y atravesando ríos (donde la caida supuso, además, un baño). Aun así mereció la pena y me sentí bastante orgullosa después de los 14 km de ruta.

miércoles, 8 de agosto de 2018

RAICES MAYAS


Despúes de bajar de esa pequeña avioneta, lo que me esperaba era la inmensidad de la selva.
Tikal nos recibió con un pequeño chaparrón y enormes árboles que casi tapaban el cielo.

Con un calor sofocante comenzamos la caminata a las profundidades de la selva, y de vez en cuando, bajo la maleza comenzaban a verse restos de algunas construcciones.

El gran impacto fue cuando al salir a un lugar más despejado apareció la pirámide de “El gran Jaguar” y al entrar en lo que sería la antigua plaza, se ve todo un cortejo de pirámides alrededor. Subir allá arriba y observar desde lo alto la grandeza del lugar en el que estaba y contemplar como otras pirámides sobresalían majestuosas sobre los altos árboles, es algo que no podría describir: paz, libertad, alegría...

A cada paso que dábamos y cada historia que nos contaban venían a mi cabeza imágenes de la película animada “El Dorado”: nos contaron la historia de dos dioses que guardaban a los grandes jugadores de pelota, estuvimos en esos campos de juego donde había que colar una pelota golpeándola con la cadera, los pies o los hombros... Era como estar dentro de la película, solo nos faltó que hicieran algo de brujería.

Quizás lo que más me llamó la atención fue la gran atención que ponían los “científicos” en la naturaleza para controlarlo todo: hacer calendarios, precisar el momento de siembra y cosecha... Pero como su información al final era emitida por sacerdotes que atribuían su conocimiento a información que le daban los dioses... Supongo que desde la antigüedad, se controla la información que se da al pueblo para tenerlo contento y calmado.

Aun así, otra cosa que me sorprendió fue que nuestro guía insistió en que el pueblo maya no desapareció. Dadas las condiciones del lugar que escogieron para vivir al final tuvieron que irse (sobre todo por problemas de abastecimiento de agua) y se fueron integrando en el medio rural. De hecho, aquí en Guatemala hay iglesias en las que se celebran conjuntamente misas católicas y mayas.

Esta primera escapada me ha puesto en contacto con una cultura que en Europa solo se conoce como “el sitio que conquistamos” (o aniquilamos, sometimos, colonizamos, invadimos... usad la palabra que queraís), completando ahora parte de la historia de nuestro mundo con “la historia de los perdedores”.


(Dedicado a Panda Dormilón)

lunes, 6 de agosto de 2018

RESPIRANDO LIBERTAD


Mi primera semana en “Santa” no ha estado mal si tengo en cuenta que he pasado 4 días encerrada en una finca de unos 4km2. Muy bella y apacible, pero con una berja que al fin y alcabo, me aisla del mundo exterior.
Aún así tengo compañeros me regalan horas de libertad y me llevan al pueblo para almorzar o tomar unas “chelas” por la noche, lo cual agradezco enormemente.


Pero como la anti-cadenas que soy, eso no me es suficiente, y no fue hasta el sábado, cuando subí a una pequeña avioneta de 20 pasajeros como mucho, que me sentí de nuevo libre de ataduras.

Desde allá arriba sobrevolando Guatemala (y con la sensación de que la avioneta se caería en cualquier momento) en mi cabeza solo había espacio para la inmensa selva que había bajo nuestros pies. No había sitio para pensar en el trabajo del lunes, las despedidas de hacía una semana, la añoranza... Esa media sonrisa en la cara se convirtió en una media Luna creciente que no se borraba de mi cara, quizás por el hecho de que era la primera aventura a la que me lanzaba en este pequeño país.

Así que vuela,
vuela libre siempre.
Que te no paren los huracanes ni las tormentas.
Que se jodan las cuentas pendientes,
los intentos fallidos,
los viernes de estar sola en casa
y los lunes de resaca.
A la mierda la oscuridad,
las cuerdas que en lugar de ayudar
te atan
y las personas que ahogan.
Solo una ruta de vuelo y yo,
solo yo.


(Dedicado a mi muy querida Arancha)

jueves, 2 de agosto de 2018

PALABRAS GUATEMALTECAS


Una vez superado el jetlag y reorganizados mis horarios de comidas, Guatemala tiene mucho que contarme.
Quizás la mayoría de palabras que he escuchado hasta ahora, han sido saludos amistosos y muchos deseos de “éxitos” en mi estancia aquí. Pero hoy voy a compartir las palabras que me han llamado la atención de manera particular.
Comenzaré con las palabras de quien me dio una charla sobre seguridad en Guatemala el día antes de irme a la que va a ser mi casa durante este tiempo (Santa Lucía Cotzumalguapa, también conocida como Santa). Sus palabras “yo no la voy a engañar doñita, en Guatemala ha aumentado la violencia y todos sabemos cual es la causa real...”. Una mujer sin pelos en la lengua que me contó con todo detalle como su país ha llegado a la situación en la que se encuentra actualmente y que solo destacaré que, como en cualquier país en vías de desarrollo, sus problemas vienen de fuera.

El mismo día, me presentaron a un anciano geólogo. Tenía la mesa de su despacho como espero tenerla yo algún día: llena de piedras. Después de explicarme la mitad de la geología guatemalteca en 10 minutos, tuvo a bien contarme algunas batallitas, como una vez que le preguntaron en un aeropuerto si llevaba bombas y respondió que sí porque traía consigo unas bombas piroclásticas del volcán que había estudiado, y ya os podéis hacer a la idea de la que se lió en el aeropuerto (¡geólogo tenía que ser!). Su frase: “pensamos en los fenómenos naturales (huracanes, volcanes, terremotos...) como desastres cuando en realidad son bendiciones. El problema es que no asumimos que no podemos manejar la Tierra”. Imaginaros mi cara cuando un señor de casi 80 años me suelta semejante perlita... creo que no tengo nada que añadir.

Las últimas frases con peso que he escuchado hasta ahora las escuché en la Universidad de San Carlos (Ciudad de Guatemala), donde escuché una charla sobre riesgos geológicos especialmente enfocado en el Volcán Fuego. Cuando se abrió la rueda de preguntas en general la gente achacaba el desastre al desgobierno que sufre el país, pero hubo una persona que además de apoyar las ideas de los demás oyentes, destacó el hecho del desconocimiento que tiene la población a nivel geológico y dijo “es nuestro trabajo promover a los demás la inquietud por conocer el lugar en el que viven”. Esta es la frase que más me gusta quizás por el hecho de que esa inquietud por conocer lo que me rodea es lo que me llevó a estudiar geología.

Para terminar, dejo aquí unas palabras pintadas en la pared de la entrada a la biblioteca de la universidad:

Quisieron matar tus ideas,
pero estas quedaron prendidas
en cada mente iluminada
que escuchó tu palabra.
Quisieron matar tu intelecto
pero quedaron tus escritos,
y tu libro
de historia sindical
bajo el brazo cariñoso de la familia obrera.
Pretendieron con tu muerte
acabar con la cantera
de paladines
de las causas proletarias,
pero,
al terrible tronido
de las balas asesinas
despertaron
millones de conciencias
que estaban dormidas.
Ellas se alzarán
como marea humana
al coro de miles de voces
y miles de puños
calientes por luchar
en las calles milenarias
hasta la victoria final.




PD: Aquí es donde vivo